Caminante sin rumbo, aguardando por tu luz levanto la mirada hacia el cielo y mis ojos extrañamente sorprendidos lo reflejan, un perfecto cielo celeste. La naturaleza me llama, por medio de sus plantas, invitándome a descubrir sus historias, el sol de la mañana se refleja en mi rostro inexpresivo y un calor me invade completamente. Esa paz inexplicable, el sonoro canto de los pajaros retumba en mis sensibles oídos y mi corazón se acelera.
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